lunes, 13 de octubre de 2008

VIOLENCIA CONTRA LOS ANIMALES




El maltrato a los animales comprende una gama de comportamientos que causan dolor innecesario, sufrimiento o estrés al animal, que van desde la negligencia en los cuidados básicos hasta el asesinato malicioso e intencional. Cada año, un elevado número de animales son víctimas de maltratos indirectos (negligencia en los cuidados básicos: omisión en la provisión de refugio, alimentación y/o atención veterinaria adecuada) o de maltratos directos (omisión intencional de proporcionar los cuidados básicos o tortura, mutilación o asesinato malicioso del animal). El mencionado abuso es un problema social de grandes dimensiones que no solo afecta a aquellos animales víctimas de esta violencia sino a todos los miembros de nuestra sociedad. En primer lugar, sus víctimas son seres sensibles capaces de experimentar dolor, sufrimiento y estrés. La ansiedad es una causa importante generadora de dolor, estrés y por lo tanto, de sufrimiento.En segundo lugar, la condición de inferioridad que poseen los animales en nuestra sociedad, nos hace aun más responsables de su bienestar. Según Aristóteles, el universo esta dispuesto de acuerdo a una jerarquía racional. Aquellos seres racionales –los hombres- ocupan los niveles superiores en la jerarquía y, por lo tanto, tienen el derecho de reinar sobre los seres que se encuentran por debajo de ellos.






A pesar de que las distintas partes de la jerarquía del universo son desiguales, todas y cada una de ellas son esenciales para el adecuado funcionamiento del universo. El perjuicio de una parte de la jerarquía acarrea consigo consecuencias negativas para el todo. Por lo tanto, la supremacía del hombre trae aparejada una obligación, una responsabilidad, que es la de cumplir con la función de guardián de las especies inferiores a el. Esta línea de pensamiento propone que los animales no son iguales que los hombres y, por lo tanto, no deben ser tratados como tales. Sin embargo, esto de ninguna manera implica que el hombre tiene derecho a maltratar a los animales, sino que debe cumplir su función de guardián a fin de que todas las partes de la jerarquía del universo coexistan libres de males. Por lo tanto, aun la teoría más tradicional que sostiene la supremacía del hombre sobre los animales, requiere la provisión de un trato adecuado y humanitario hacia ellos. Casi todos los niños jóvenes atraviesan una etapa de crueldad “inocente”, en la cuál pueden lastimar insectos u otros animales pequeños en el proceso de explorar el mundo y descubrir sus habilidades. La mayoría de los niños, sin embargo, con la guía adecuada de los padres y maestros, se tornan sensibles al hecho de que los animales pueden sentir dolor y sufrir. Algunos, sin embargo, parecen quedarse encerrados en un patrón de crueldad que generalmente va escalando con la edad y se manifiesta en la adultez en la forma de violencia hacia las personas.






Un ejemplo muy común es el CIRCO:
La crudeza del entrenamiento de los animales que atrapados le dan al circo ese falso color de alegría. Los animales no aprenden con premios ni ternura, ellos son dominados y forzados a hacer tonterías bajo la ley del miedo. Ellos son entrenador a golpes y maltratos hasta que aprendan que de no hacer lo que dice el entrenador recibirán golpes y otros castigos.
Es injusto que los saquemos de su entorno apacible para entretener nuestras absurdas vidas. Y bajo la ignorancia de la falsa magia del Circo nuestros hijos aprenden que los animales son solo para reírse.





viernes, 29 de agosto de 2008

Que rulosssss


El Paso fatal


viviendo un atardecer


Una simple historia de Otto Dix

Otto Dix (1891-1969), pintor y grabador alemán, representante destacado del realismo social en Alemania tras la I Guerra Mundial.
Otto Dix nace en Untermhaus, cerca de Gera, en Alemania. Su padre, Franz Dix, trabajaba de forjador de hierro en una herrería. Su madre, Louise, era una enamorada del arte y la música. En este ambiente creció Otto Dix, quien siempre se consideró hijo de obreros, pero desde luego no una persona inculta y sin recursos.
Durante su época escolar, su profesor de dibujo, Ernst Schunke, fue quien alentó al joven Dix, que, más tarde, en 1905 y hasta 1909 continuaría su formación junto al pintor decorativo Carl Senff. Sin embargo, Senff rehúsa apoyar a su aprendiz en sus primeros pasos artísticos, al tiempo que le augura un futuro no muy brillante en el mundo del arte. El principado de Reuβ (pequeño estado al este de Alemania, cuya capital era Gera) le concede una beca, gracias a la cual pudo realizar sus estudios superiores en la Escuela de Arte de Dresde (1909-1914), de la mano de profesores como Johann Nikolaus Türk y Richard Guhr. Allí, Otto Dix entra en contacto con la tradición de los pintores renacentistas alemanes. En 1914 realiza su propio autorretrato. En esta época, Dix experimenta con el Cubismo, el Futurismo y, más adelante, con el Dadaísmo.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Otto Dix se alista en el ejército, en un principio como voluntario en el regimiento de artillería, aunque más tarde, también luchará como soldado raso tanto en Francia como en Rusia. El horror de la guerra, como consecuencia, se convertirá en uno de los temas fundamentales de su obra pictórica. A su regreso a Dresde, funda en 1919, junto al también expresionista Conrad Felixmüller (1897-1977), el Dresdner Secession Gruppe 1919, un grupo radical de escritores y pintores expresionistas y dadaístas, con quienes realizará, en 1920, diversos collage de carácter crítico, en su mayoría, sobre la sociedad. El horror que durante la guerra se vio forzado a vivir en primera persona, le dejó, sin duda, una profunda huella que marcó, de manera evidente, toda su obra. Dos años más tarde, Dix se traslada a Dusseldorf. Allí, se une al grupo de artistas Das Junge Rheinland y tan sólo un año después, en 1923, contrae matrimonio con Martha Koch.
En Dresde Dix había aprendido la técnica del aguafuerte, lo que significó
para él una gran experiencia, pues en las posibilidades expresivas del grabado
encontró el cauce para comunicar lo que llamaría las oscuridades de la vida.
En 1924, por fin, se decidió a trabajar la serie de grabados de la guerra. Los
malos sueños ya habían producido sus primeros terribles frutos, pero seguían
madurando. Seis años transcurridos desde el armisticio, y la pesadilla seguía
creciendo alimentada de los más amargos recuerdos.



Entre 1925 y 1927, Otto Dix reside y trabaja nuevamente en Berlín, ciudad en la que su pintura alcanza las cotas más altas de criticismo y análisis de toda su trayectoria artística, influido principalmente por la corriente de la Nueva Objetividad. En 1927, Otto Dix consigue la cátedra en la Academia de Arte de Dresde.

En alguna ocasión dijo Dix: “Mirando cuadros antiguos he tenido la
impresión de que falta por exponer una parte de la realidad: lo repulsivo. La
guerra fue una cosa repulsiva, y pese a todo imponente, no podía perdérmela.
Hay que haber visto a los hombres en ese estado voraginoso para saber
algo sobre ellos.”

Eva Karcher, Otto Dix, 1891-1969, Colonia, Benedikt Taschen Verlag, ca. 1992, pp. 33-34.

Tras la llegada al poder de los nacionalsocialistas en 1933, Otto Dix fue uno de los primeros catedráticos de arte en ser destituidos por el régimen. Justo ese mismo año, Dix inicia lo que puede considerarse como un "éxodo interior" por el suroeste de Alemania, que le llevará primero a Randegg (1933), y más tarde a Hemmenhofen, junto al Lago Constanza (1936), donde establece su residencia. Allí, Dix retrata el paisaje de Hegau. A partir de 1937, los nacionalsocialistas tildan a Otto Dix de "artista degenerado" y difaman su obra tachándola de "sabotaje al espíritu militar de las fuerzas armadas". Le fueron, además, requisadas 260 obras que se hallaban expuestas por toda Alemania. Algunas de estas obras fueron vendidas, mientras que otras fueron, al final, pasto de las llamas. Pero ni aún con estas medidas logran restarle ni un ápice de notoriedad a la figura de Dix: mientras los nacionalsocialistas exhiben la difamatoria exposición Arte Degenerado por toda Alemania, dos de las obras de Dix son expuestas en su ciudad natal, Gera, con motivo de la celebración de su 700 aniversario. Sin embargo, estas obras fueron retiradas al cabo de dos semanas por orden expresa de altos mandos nacionalsocialistas.

En 1938, la Gestapo le detiene, acusándole de tomar parte en el atentado contra Hitler en Múnich y es, por ello, encarcelado durante dos semanas. Sin embargo, durante estos dificilísimos años, Dix recibe uno de los encargos más importantes para su carrera artística: el magistral retrato que Dix realiza, a petición de un importante fabricante de cerveza, de San Cristóbal mártir. En el año 1945, no obstante, es llevado de nuevo al frente y, finalmente, hecho prisionero por los franceses. Tras ser puesto en libertad en 1946, Otto Dix regresa, por fin, a su casa de Hemmenhofen.


Después de la guerra y hasta el día de su muerte, Otto Dix es incapaz de encontrar su lugar en ninguna de las dos corrientes artísticas —cada vez más alejadas entre sí— que predominan en los dos estados alemanes. No se identifica ni con el Realismo Socialista de la RDA, ni con el Arte Abstracto de posguerra de la República Federal Alemana. No obstante, en ambas Alemanias, sus obras alcanzan un gran reconocimiento y recibe múltiples homenajes.
Entre 1947 y 1966, Dix realiza anualmente visitas a Dresde por motivos de trabajo. En 1959 se le otorga la Cruz del Mérito Federal —premio compartido con el escritor y filósofo Ernst Jünger— y es, también, propuesto para recibir el Premio Nacional de la RDA, a petición de la asociación cultural de Gera en 1950.
En los años sesenta, Dix organiza numerosas exposiciones y consigue varios premios en ambas partes de Alemania. En 1966, coincidiendo con su 75 cumpleaños, obtiene el premio Alfred-Lichtwark y el Martin-Andersen-Nexö y, además, es nombrado ciudadano honorario de Gera. En 1967 se le hace entrega del premio Hans-Thoma, y en el año 1968 recibe el premio Rembrandt de la fundación Goethe en Salzburgo.
Otto Dix fallece el 25 de julio de 1969 tras sufrir un segundo ataque de apoplejía en la ciudad de Singen, situada a las faldas de la montaña Hohentwiel. Su tumba se encuentra en Hemmenhofen.

http://es.wikipedia.org/wiki/Otto_Dix, 10/07/2008